La veneración a Jesús Misericordioso es una devoción católica que se centra en la misericordia y el amor de Dios manifestado en Jesús. Esta devoción es una forma de alabar y celebrar el amor divino hacia el hombre. El culto a Jesús Misericordioso incluye el rezo del santo rosario, la oración de la coronilla de la Divina Misericordia, la meditación de la misericordia divina, la veneración de imágenes y monumentos dedicados a Jesús Misericordioso, la participación en misas y actos de piedad especialmente dedicados a Él, y la práctica de obras de misericordia. El culto a Jesús Misericordioso se ha extendido a través de todo el mundo y la devoción ha sido parte de la espiritualidad católica desde hace décadas La Coronilla de la Divina Misericordia es una devoción reciente de la Iglesia Católica, basada en una revelación especial sobre la misericordia de Dios recibida por la monja polaca Santa Faustina Kowalska (1905-1938). Una Coronilla consiste en un conjunto de oraciones, normalmente con la ayuda de un rosario, pero debido a su sencillez, se puede hacer fácilmente sin él.
Recomendamos el rezo de la Divina Coronilla a las tres de la tarde, es la hora en que Jesús expiró el Viernes Santo, es la hora de su gran Misericordia. Dijo el Señor Jesús a Sor Faustina, que a esta hora nada será negado al alma que se abandone a su infinita Misericordia, estando en gracia de Dios (haber confesado) y habiendo recibido la Santa Comunión. Celebramos siempre La fiesta de la Divina Misericordia el siguiente domingo después de Pascua. La novena comienza el Viernes Santo.
¿Cómo rezar la Coronilla de la Divina Misericordia?
Comenzamos el rezo de la Coronilla haciendo la Señal de la Cruz: Por la señal de la Santa Cruz + de nuestros enemigos + Líbranos Señor Dios nuestro + En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo
Expiraste Jesús, pero la fuente de vida brotó para las almas y el océano de misericordia se abrió para el mundo entero. Oh fuente de vida, insondable Misericordia Divina, abarca el mundo entero y derrámate sobre nosotros. Oh Sangre y Agua, que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en ti confío!
y continuamos con un Padre Nuestro, un Ave María y el Credo. Usando las cuentas del Rosario, al comenzar cada decena decimos:
Padre eterno te ofrezco el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.
En cada una de las diez cuentas pequeñas decimos:
Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Al finalizar las cinco decenas decimos tres veces:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Jesús en vos confío, Jesús en vos confío, Jesús en vos confío.
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